HISTORIAS TRAS LA BATALLA


Amanece en los campos de Quíos, donde la masacre sólo deja a su paso cenizas, tragedia y desolación.

Son las lágrimas de las mujeres, ahora viudas, y las gotas de la sangre de los caídos las que riegan la antes fértil tierra helénica.

Entre sables y espadas y cascos de caballo turco, una mujer se retuerce desnuda, atada a las bridas como lujurioso botín. Las cuerdas roen su piel de nácar y lastiman todo su cuerpo, pero le angustia más, mucho más, su futuro como esclava del hombre que ha matado a su padre, a su hermano, a su amigo.

Ajenas al infernal ruido de los triunfantes enemigos, las historias de amor llegan a su final: entre barro, rabia, sollozos y sangre, ya sólo le queda un último instante a la novia para aferrarse a ese cuerpo amado que de ella y de la vida se despide poco a poco, y que ahora, en el postrero momento de la agonía, se desploma y se da por vencido. Junto a ellos, otras dos almas se resquebrajan, se arrancan de sus cuerpos para no volver jamás: él, piel morena desgranada de rojo, yace abatido. Y ella, todavía conmocionada, sin darse cuenta de que un segundo ha bastado para tornar las promesas de boda en guirnaldas de mortaja.

Imposible mirar esos ojos de vidrio que nunca más se volverán a posar en ella, imposible devolver el calor a sus brazos, la sangre a sus venas, las esperanzas a su corazón. Imposible hacer otra cosa más que acurrucarse a su lado, cerrar los ojos entre lágrimas y desear seguirle allá donde él se ha ido.

Un niño llora asustado: ¿Por qué mamá está tan fría y tan pálida? ¿Qué le pasa? ¿Por qué lo mira de esa forma, como si estuviera tan lejos, y no lo besa y lo abraza como hace siempre? Por más que lo intenta, nada: mamá no hace nada.

En medio de todo, olvidada por todos, una mujer compungida mira al cielo: ¿Qué vendrá después de esto? Todas las flores del mundo parecen haberse marchitado hoy de pronto. Sólo hay oscuridad, polvo y tristeza. No más amaneceres felices después de este. ¡Qué desgracia seguir viva para verlo!

--
Pintura: Eugène Delacroix, "La matanza de Quíos".
Texto: Esperanza

3 comentarios:

A.Dulac dijo...

Esperanza,es...¡¡expléndido !! el relato que has urdido para esa pintura pues,tiene cadencia,ritmo,alma y vida ;tanto que los personajes pictóricos te siguen a ti y no tú a ellos.Besazos y gracias por tu trabajo.A.Dulac

Guiomar dijo...

¡Vaya elogiazo lo de que los personajes me siguen a mí! Me ha encantado, jejeje.

Muchísimas gracias, A.Dulac :)

RosaMaría dijo...

Un cuadro completo, hasta la luz difusa complementa la tragedia del momento. Tu texto corrobora lo que expresa magistralmente.
Besote

Olvídate de fechas, de etapas, de etiquetas.

Mira. Lee. Disfruta.

Vive el arte por el arte.