A MI HERMANA MAYOR.


Un beso sonó, casi imperceptible.

 Aunque no sabía casi nada del mundo, sabía decir muy bien dos palabras: una era “mamá”, por supuesto; la otra era un intento de “hermana”, pero la lengua se le trababa todavía y solo alcanzaba a pronunciar “ta…ta”. Y ya, siempre fue Tata.

La verdad es que la Tata le gustaba. Le parecía que el mejor momento del día era cuando volvía de la calle, aunque hubieran pasado cinco minutos desde que se acababa de ir. Adoraba cuando llegaba con su alegría, riéndose con los ojos como solo ella sabía, o cuando jugaba con ella, o hasta cuando le gastaba bromas que a veces la enfurruñaban. A su lado siempre se sentía importante, porque la Tata celebraba cada uno de sus pasos como si fuera una gran hazaña. Y cuando alguien se portaba mal con ella, siempre, siempre, reaccionaba, airada y sin ambages, sin importarle quién fuera. Era como su ángel de la guarda, su mejor amiga, un alma gemela: su hermana mayor.

Aquel día, no sabía por qué, vino triste. La chiquitita se la quedó mirando un rato, esperando paciente la primera sonrisa, pero esta no llegaba. ¿Quién, o qué, puede querer hacerle daño a su Tata? ¿Acaso puede existir algo tan vil sobre la tierra? No entiende nada; no sabe todavía que a veces las cosas, sin saber por qué y sin ningún culpable, pasan y duelen, sin más. 

Pero aunque es pequeña, el beso es grande, porque dice muchas cosas, y así dice: tata te quiero, tata no estés triste, todo pasa siempre. Aunque solo sea la pequeña de tu hermana, hazme caso. Y nunca te sientas sola, porque cada pena que tú sufres es una pena que yo llevo, cada esperanza que tú tienes, lo que yo también anhelo y cada alegría en tus ojos, la luz que siempre conservo. 

Y ahora, Tata, después de tantos años, ese mismo beso, diciendo todas estas mismas cosas, es lo que te mando.


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Pintura: Intimité o La grande soeur, de Eugène Carrière.
Texto: Esperanza

1 comentario:

A.Dulac dijo...

Buenos días Esperanza, volveré a comentar esta belleza literaria tierna y dulce que has puesto como pie de una magnífica estampa que enmarca tu texto , aunque lo escrito supera a la imagen .
Un abrazo de A.Dulac

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