LA PRIMERA SALIDA



El teatro, abarrotado. Las cabezas engalanadas, los cuellos bien almidonados y un montón de trajes preciosos que hoy van siendo estrenados. La feria de las vanidades, el auténtico espectáculo que todos han venido a presenciar, el de los collares de perlas, los sombreros abultados, las miradas de envidia, ha empezado mucho antes que la función teatral. Entre el alboroto del gentío que se acomoda en sus asientos, un perfume con olor a opulencia impregna de pronto el ambiente: las cabezas se vuelven al unísono hacia la altiva condesa de Fournier, que con su descaro habitual presume de amante, haciendo las delicias de los enemigos de su marido. Sin embargo, pronto la estela de su aroma y su alegre desfachatez –como gusta decir solemnemente entre las damas de buena reputación- se va yendo de la sala, muy a su pesar, porque las atenciones vuelan de un lado a otro como un péndulo que va girando poco a poco hasta acaparar todo el teatro, hasta cubrir a cada personaje de cada butaca, palco o esquina: ahora las miradas se clavan hasta picar un poco en el menor de los Laroche, que se hace acompañar de … ¿quién es? ¿Es la bella alemana que estuvo el otro día en la fiesta de Desmarais? ¿O es acaso la hermana pequeña de los Leveque? Unos cuantos anteojos insolentes, de espaldas al escenario, se enfocan con prestancia para conseguir la respuesta: es la alemana, por supuesto, de la que ni el nombre sabemos… habrá que investigar más en las próximas reuniones, piensan un buen número de cabezas creyéndose muy ocupadas.


De pronto, uno de los observadores avisa de su llegada, y entonces la sucesión de comentarios y de volteos de rostro es imparable. Por un momento, el regocijo de los presentes es unánime al descubrir a la deliciosa hija de los Bonnard, que tras varios meses de espera asiste a su primera salida. Es tan joven y tan dulce que instantáneamente se ha granjeado las simpatías de muchos corazones, y todo el teatro se vuelve hacia ella con benevolencia. Pocos segundos dura en el punto de mira de la multitud, que pronto vuelve a empezar su incesante periplo de cotilleos. No obstante, algunas caras siguen todavía pendientes de ella: unos, deslumbrados por la bonita frescura de su expresión, otras, conmovidas porque saben que hace mucho, sus propios ojos brillaron de ese modo y ante el mismo impulso temblaron también de emoción. Era otro tiempo, otro teatro, pero la misma sensación de descubrir un nuevo mundo y de maravillarse tanto.


Ella sabe que la miran, que todo el mundo la ha visto, ¡y se complace tanto de ello! ¿Cuánto tiempo esperando este momento? Desde su nacimiento por lo menos, piensa, antes de dejar de hacerlo, de dejar su mente en blanco, y estremecerse en silencio ante la espectacular escena que contempla, su pequeño cuerpo inundado todo de ilusión. Todavía sostiene en su regazo las flores y la écharpe de zorro, un regalo para la ocasión: ya no se acuerda de ellos. Absorta, entregada a la contemplación, va memorizando atentamente los detalles del teatro, pensando que le llevaría horas absorber cada pequeño rincón para atraparlo en el recuerdo, para que siempre le acompañe al cerrar los ojos. Las lámparas de cristal sobre el fondo dorado, la infinidad de colores, la belleza infinita de tantas mujeres, el amor en cualquier esquina, las risas joviales de la gente, todas las personas de las que tanto ha oído hablar y a las que por fin puede ver…


Finalmente, los murmullos se vuelven más y más apagados, las luces se bajan y el granate se va partiendo en dos, avanzando majestuoso y sin prisa hacia los lados. La niña sonríe, expectante. También en su vida se ha abierto el telón.




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Pintura: La première sortie (La primera salida), de Pierre Auguste-Renoir.

Texto: Esperanza


3 comentarios:

A.Dulac dijo...

Siempre es importante la primera vez en todo, y, es curioso como el morbo de lo mundano pierde un ápice su importancia para ser sustituido por "carne" nueva que de momento despierta ternura pero...
A ella sólo le interesa lo nuevo que le brinda su estreno social, eso que llevará prendido en su retina de por vida.

Esperanza, me ha gustado !! .
Biquiños de A.Dulac

Esperanza dijo...

¡Muchas gracias A. Dulac!

Sí, de momento es ternura lo que inspira, luego no estará a salvo de las lenguas viperinas, como nadie.

Ahora que es verano aprovecho para escribir un poquito más, y como siempre me da una inmensa alegría que os guste :)

Un beso muy fuerte!

Silvia dijo...

Todos la miran porque en realidad, el verdadero espectáculo es ella;esa dulzura e inocencia que ya no existe en este mundo!

Olvídate de fechas, de etapas, de etiquetas.

Mira. Lee. Disfruta.

Vive el arte por el arte.